Going Under : Review

Como informático gran parte de mi vida profesional ha sido el ir saltando de beca en beca (remunerada, con suerte) intentando sobrevivir y aprender a base de hostias hasta tener el conocimiento y la experiencia suficiente como para poder poner en el CV que se buscarme la vida. 

Por eso, seguramente, empatizo con la pobre Jacqueline y su becariedad convertida en dungeonero. 

Bienvenidos a Fizzle y a Going Under, un rouguelike mu rico.

La insoportable levedad del becario

Jackie es una pobre becaria de marketing para la empresa Fizzle (que aspira a sustituir cualquier comida con sus bebidas super carbonatadas y azucaradas). Pobre de ella, que el primer día en esta empresa su jefe directo le manda a los sótanos a pegarse con un goblin, para no molestar a los de arriba.
Sí, tal cual. El asunto es que las startups fracasadas de esta mega compañía se ‘hunden’ literalmente y forman parte de los sótanos de tu empresa. Así que como en casi todas las becas, le ponen a hacer cosas que poco tenían que ver con lo que ella pensaba que iba a hacer.

Jackie tendrá que lidiar con los jobins (que no goblins!) de la ETT Joblin, con los demonizados ingenieros salidorros de la app de citas WinkyDink y con los mineros no-muertos de criptomonedas de Styxcoin; y vencer a sus jefes como parte de sus muchas tareas.

Preparar cafés y hacer incursiones en empresas del mismo edificio, lo que viene siendo una beca, ¿no?

Bueno, al menos en la empresa le darán un equipamiento decente o algo, ¿no? Pues no, obviamente. Jackie tendrá que hacer valer eso de ‘resolutividad’ que puso en su CV y usar cualquier objeto que se encuentre en los dungeons; desde antorchas, escobas y dakimakuras hasta lanzas, espadas y pistolas de agua. Ojo, los objetos tienen una durabilidad dada y pueden afectar al escenario (las antorchas y las mesas combinan muy bien para arder, ¿sabes?). 

El avance es lento por parte del personaje y realmente solo cambias las opciones iniciales con las que te lanzas al dungeon

Además, según complete tareas para los distintos empleados de la empresa también contará con ciertas ventajas como el poder equiparse ‘apps’ de Cubicle (la empresa madre de la suya, que reparte cosas compradas por internet mediante drones) o tener ciertos efectos como el curarte un poco, dar descargas eléctricas a los enemigos o soltar un moñeco de estos que mueven los brazos como idiotas como señuelo. O que aparezcan latas de Fizzle en los dungeons, que tienen efectos elementales sobre los enemigos.

Al completar esas tareas aumentan su nivel de ‘mentor’ y cuanto mayor sea más ventajas te darán. Están contigo… pero en espiritu…

Roguelike con refrescos

Pero vamos, ¿este juego es un rouguelike? Sí, en el sentido en el que la muerte forma parte del juego. El avance es lento por parte del personaje y realmente solo cambias las opciones iniciales con las que te lanzas al dungeon (quien es tu mentor y que habilidad inicial tienes ‘equipada’). 

Las habilidades forman parte de la personalización para tus ‘intentonas’ de pasarte el juego. Las ‘compras’ con créditos que consigues en los dungeons, pero no son directamente equipables. Solo te puedes equipar una ‘de base’ y solo tras encontrarte esta habilidad en un dungeon (sea porque la consigues o porque la compras) y has adquirido cierta eficiencia con ella.

La experiencia de hacerse los dungeons de Este juego es como los macarrones de tapper, siempre apetece un poquito más.

Para todo lo demás, búscate las castañas mientras mejoras como jugador. El manejo es muy sencillo, aunque esa falta de alcance y los golpes que te den los enemigos te va a costar al principio hacerte a ellos.

Un beso al adaptador de esta maravilla.

La cosa es que todo en este juego es comfort food, la música es adorable (aunque repetitiva  a los pocos dungeons), el estilo de todo es redondito y blandito, el diseño de personajes es muy ocurrente y salao. El juego es muy jugable y la curva de dificultad está muy bien pensada. Y desde aquí un aplauso a los traductores y adaptadores, que me han sacado muchas risas al jugar con sus textos.

Las críticas vienen sutilmente pegadas a un mazo

Los creadores ya han dicho que este juego está sutilmente basado en sus experiencias en Seattle trabajando con startups (frikipuntos para los que nos digan en qué empresas reales están basadas las de este juego).

Pero este juego es suficientemente sencillo y variado como para enganchar. Es tan cuqui y simple que te apetece otra intentona de un dungeon de cuando en cuando. Son como los macarrones del tapper, apetecen y siempre apetece un poco más. La historia, es bastante predecible y se la ve venir desde Siberia, pero las interacciones entre Jackie y el resto de personajes son muy simpáticas y es uno de los motivadores para seguir en el juego (¿Que les pasará a los chicos del equipo Fizzle? ¿Frangoso dejará de intentar enseñar beatbox a Eclair? ¿conseguirá Tappi relajarse un poco? ¿Alguien le dará una cura de humildad a Marv? Sajcosas).

Resumiendo, más de lo mismo en rouguelikes, pero con un envoltorio cuqui y una jugabilidad de las buenas. Desde TGB lo recomendamos a la vuelta de una larga jornada de trabajo. Para Pc, Switch, PS4 y XBox.

Y desde aquí un abrazo a todos los que estén con becas. Ánimo que de todo se sale :P

Mistheart

Mi primera consola fue una GameBoy; y casi toda mi vida he mendigado que me pasen el mando a gente que sí tenía videojuegos. Jugon, escritor, de robotes. Nacido en el siglo equivocado.

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