Victoria en la Descoordinación, la experiencia Helldivers

Yo y mis otros 2 compañeros de equipo estamos al borde de la muerte; rodeados de bichos en un planeta hostil. Subo a la posición de piloto del transporte terrestre que nos lleva y empiezo a avanzar. “Por ahí no, que he soltado una…” las palabras del Comodoro Joaky21 se disuelven en el aire, como nuestros cuerpos digitales, bajo el fuego de ametralladora. Es lo que tiene la falta de fuego amigo.

Desde que la Pandemia Global de 2020 (sinceramente, ‘COVID-19’ no tiene tanto gancho) nos enseñó las virtudes de quedarnos en casa tranquilamente y colaborar de esta manera con la sociedad, el equipo de TGB (básicamente Zeru, Joaky21 y yo) nos hemos reunido en sábados aleatorios para jugar a Helldivers, un juego de Arrowhead para Sony que salió en 2015 con crossplay para todas las consolas de esa empresa.

No lo llames plagio, llámalo homenaje.

Desde entonces se ha filtrado a PC y nosotros lo agradecemos mucho, porque aunque no es el juego más bonito de ver nos llena esas horas de risas y diversión con breves estallidos de piques y seriedad jugona. Sí, de esas que te da cuando el juego te pone un reto y pasas de estar recostado en tu sofá/sillón/bala de paja a asumir la ‘posición de concentración’, con el mando sobre las piernas y sentado en el borde del asiento.

Así por encima, Helldivers no solo es un juego ahora mismo tirando a viejo, sino que es un juego de los que hay a patadas. Pero harías mal en pasar por alto este twin stick shooter futurista solo por ser… bueno, eso. Este está especialmente diseñado para jugar en comunidad, no solo en grupo.

Al más puro estilo Verhoeven, te enrolas en la unidad de infantería de SUPERTIERRA*, que defiende la SUPERDEMOCRACIA, que se parece mucho a un fascismo autoritario de los buenos, contra las amenazas de esta. Dichas amenazas están encarnadas en 3 facciones galácticas: los cyborgs, los bichos y los iluminados (vamos, los Borg de Star Trek, los bichos de Starship Troopers y los Protoss de Starcraft). No lo llames plagio, llámalo homenaje.

El verdadero significado de la palabra ‘antitanque’ es ‘paz de espíritu’.

A partir de ahí, solo o en compañía (y en raras ocasiones ayudado por algún extraño misterioso de alto nivel si tu partida es pública) te sueltan en un planeta de esta facción generado proceduralmente con una cantidad de enemigos dependiendo de la dificultad y en el que tienes que cumplir varias misiones.

Si triunfas y consigues sobrevivir a todo ello ‘liberas’ el planeta y tu aporte de conquista se suma al del resto de la comunidad que le da caña a este juego. Puedes jugar solo, pero nunca ‘estás’ solo.

Helldivers ha sido un escape, un juego sin misericordia para los errores más tontos en el que siempre estás en desventaja contra un enemigo abrumador, sobre todo si no sabes apuntar y no eres capaz de cargarte a los enemigos que avisan a sus primos de gimnasio para que te vengan a hablar sobre esa invasión que les estás haciendo. 

Las primeras partidas eran más estúpidas, pues como su propia dificultad decía eran ‘un paseo por el campo’. Más tarde la cosa se puso más seria y empezamos por necesidad a coordinarnos mejor, a aprender que las minas matan mucho y que el verdadero significado de la palabra ‘antitanque’ es ‘paz de espíritu’.

Y cuando no se puede ganar, siempre es una derrota envuelta en risas.

Sí, el juego es muy injusto con algunas mecánicas, especialmente en la parta en la que los DLCs de pago para darte armas y estratagemas (útiles varios para ayudarte en tu reparto de democracia y libertad) proliferan mucho. Personalmente me duelen mucho los juegos en los que no puedes conseguir todo jugando y mejorando y te hacen pasar por caja, pero al no ser terriblemente obligatorios hay que aguantar… Pero aun con esta parte negra es indudablemente divertido porque, y esto es muy importante, el juego nos da un reto que podemos superar. 

Es difícil y requiere coordinación e ingentes cantidades de suerte y puntería. Pero por ahora no nos hemos encontrado con un reto que no se pueda superar con trabajo en equipo. Y cuando no se puede siempre es una derrota envuelta en risas (o como digo en el título, una victoria de la descoordinación). 

Como en las pelis, a veces quieres una experiencia personal e íntima como…¿qué se yo? ¿Death Stranding? -me arriesgo a decir, que no lo he jugado-. Pero muchas otras necesitas unas carcajadas sinceras, unas palomitas pixeladas. En esta ocasion lo que pide el cuerpo es un taquillazo veraniego en un verano en el que no hay cines. 

Varios salones compartidos entre varias casas, unas risas y a disfrutar. ¿No es acaso uno de los propósitos de jugar?

[Steam] [Dev]

Mistheart

Mi primera consola fue una GameBoy; y casi toda mi vida he mendigado que me pasen el mando a gente que sí tenía videojuegos. Jugon, escritor, de robotes. Nacido en el siglo equivocado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *